Review: Ariana Grande, "eternal sunshine"

Abunda últimamente en el ámbito del periodismo musical internacional esta idea de que las divas del pop del momento están en una especie de refusenik en cuanto a dar a sus fans lo que quieren, algo perdidas en las direcciones que sus carreras pueden tomar. Esto no es sólo ~~culpa de~~ ~~Jack Antonoff~~ un término bastante cuestionable para referirse a ello, sino también un complejo planteamiento sobre hacia donde está mirando el pop actual femenino, qué determina lo que es un hit en 2024 (TikTok siendo cancelado de por medio) y, más importante, qué y porqué tienen que dar las divas del pop nada a nadie. Hace justo una semana que Ariana Grande, una de las artistas más importantes de esta década, publicaba su esperado séptimo disco de estudio eternal sunshine (Republic Records).

Para entender cómo abordar este álbum hay que recordar que Ariana ha vendido más de 85 millones de discos en todo el mundo, ha creado una carrera musical sin precedentes, viene de ser una estrella Disney, y tiene una de las mejores voces de esta generación. Cumple 30 años, está saliendo de un divorcio y presenta en eternal sunshine un disco de “recuperación emocional” en el que aborda con brillantez los asuntos del amor (el desamor), apelando a la memoria, las experiencias y una particular articulación de su propio bienestar. El título viene de sus películas favoritas, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, dirigida por Michel Gondry en 2004, y protagonizada por Kate Winslet junto a Jim Carrey, uno de los ídolos de Grande. En la película, la protagonista se somete al borrado de sus sentimientos para poder olvidarse de su pareja, con la que mantiene una tormentosa relación.

Al disco le precede el single yes and?, publicado el pasado mes de enero, que lidera el proyecto y que fue recibido de forma unánime por crítica y fans. La grandeza de este hit inspirado en Voguede Madonna va más allá de su sonido o de la impresionante capacidad vocal de Ariana. La canción expande el mensaje establecido por la cantante en su hit thank u, next, y reiterado al recibir el premio Billboard Women in Music, en 2008: “no tengo ni puta idea de lo que estoy haciendo con mi vida pero estoy ok con eso”. La aceptación no como rendición o posicionamiento, sino como una herramienta para sobrevivir (en paz).

“Chico, venga, píntate los labios (nadie puede decirte nada) / Vamos, camina por aquí a través del fuego (no importa lo que piensen) / Y si te encuentras en una situación oscura, enciende la luz y di “Sí, ¿y? / Dilo sacando pecho, y sé tú puto mejor amigo” canta con confianza y seguridad en el single, estableciéndose como una de las artistas cuyo discurso rompe, de alguna forma, con la extremada imposición misógina de ser mujer, perfecta y asumir el rol de la “responsable emocional” en una relación. La artista lleva sacando los colores al emprendimiento y el empoderamiento emocional para simplemente decirnos “hazlo como puedas y no te culpes, lo estás intentando”.

Todo esto se traduce a la perfección en eternal sunshine, especialmente en sus letras y en momentos de mucho disfrute musical, aunque el disco deja un final sabor de boca de experiencia incompleta. Y en parte puede ser por esa idea del refusenik; de alguna forma las grandes estrellas de esta generación (Lorde, Billie Eillsh, Lana del Rey, Lizzo o Clairo) despistan a las expectativas creadas sobre sus comebacks publicando discos que la crítica no acoge amablemente, pero que, paradójicamente, contienen en su mayoría voces internas de mujeres que narran su madurez cada vez más basadas en su propia independencia emocional.

Precisamente, se podría decir que en esta ocasión Grande rompe con el concepto de “su nueva era”. Independientemente del resultado, se percibe discreción en la campaña, que deja todo el peso a la calidad del nuevo disco, donde la estética visual queda en un segundo plano. Este es el álbum de una artista consagrada, no el proyecto de turno de una agencia de marketing. No es de extrañar que ocurra de forma casi simultánea a los desagradables comentarios que muchos medios han hecho sobre el físico de la cantante, o a que éste sea el primer disco que la artista publica con un nuevo management, lejos de las redes del polémico Scooter Braun.

En eternal sunshine nos encontramos un relato que se detiene en diversos momentos de una relación que no funciona, o no ha funcionado, pero cuyas aristas son producto de inspiración para una serie de canciones más o menos acertadas. we can’t be friends (wait for your love), el segundo single, es una estupenda y emotiva prueba de ello, un duro golpe de realidad cuyo imaginario bebe de la película de Gondry para su video; en el que, además, Ariana hace un papel muy convincente. Superando la idea de que es sospechosamente parecida a Dancing On My Own, de Robyn, en la estructura, la producción y el estilo, se valora como uno de los grandes momentos del disco. En i wish i hated you referencia a Imogen Heap, otra de sus grandes influencias. Es un tema marca de la casa, conciliador, bonito, buscando la belleza de la honestidad como lo hizo en su momento Someone Like You, de Adele, pero lo cierto es que de queda en un ejercicio un poco… soso. Ocurre lo mismo con imperfect for you, un intento por traerse armonías y guitarras distorsionadas con un gran estribillo ¡y castañuelas!, pero que recuerda en exceso a Katy Perry en Teenage Dream, lo que hace que esta intención de algo épico caiga un poco en saco roto.

Sin embargo, sí que hay momentos fascinantes en cuánto a lo bien acompasadas que están las ideas con las producciones y las melodías de este disco. “Gasté tanto en terapia, culpé a mi propia codependencia, pero tú ni siquiera lo intentaste, y cuando finalmente lo hiciste, fue en el momento equivocado”, canta Ariana en don’t wanna break up again, una balada en la que expresa a su amante el dolor que se están causando mutuamente. Este testimonio de resistencia y optimismo cobra mucho valor en el contexto del disco porque es typical Ari: en este y otros temas está presente la inmensidad del talento de la artista para validar sus sentimientos a través de su propia experiencia, más allá de su construcción, con facilidad, fluidez y rapidez en las letras; un estilo propio que impregna cada uno de los episodios de este disco, favoreciendo su naturaleza como uno centrado principalmente en un asunto; la gestión del desamor.

En eternal sunshine, la canción, Grande habla bastante claro: “no se puede reorganizar la verdad, nunca he visto a alguien mentir como tú lo haces. Tanto, que hasta tú te lo empiezas a creer”. Pasa lo mismo en supernatural, ahora aliñada con la colaboración de Troye Sivan en la edición Deluxe del álbum, y en el que Ariana expresa sus reflexiones más íntimas con una facilidad y liberación muy interesantes; “Necesito tus manos en mi cuerpo como la luna necesita las estrellas. Nunca he sentido nada igual dentro de mí. Vayamos demasiado lejos”. La secuencia true story – the boy is mine genera uno de los mejores momentos del disco gracias a sus composiciones r&b en la que Ariana está en control de la narrativa de una relación, más allá de que sus sentimientos estén siendo correspondidos. Ariana convierte lo íntimo de las emociones más domésticas en su propio diario de poesía pop para algo más que adolescentes. Su talento brilla en este disco gracias a la cantidad de iluminaciones que su voz puede aportar técnica y discursivamente.

El tema que más destaca del disco, con permiso del primer single, es bye. Esta canción es una especie de representación de ese momento de la película en el que no tienes tiempo para más lágrimas; llamas a las amigas, te pones coquette y a bailar. Ariana es una experta en este género; la canción del desamor, y una vez más lo borda. Chasquidos, pam-pam-pam en los graves, intuición de orquesta a punto de entrar, piano y… boy bye (ojo al giro del meme girl bye). Ariana nos ha salvado una y otra vez con temas como No Tears Left To Cry, Break Free, One Last Time, Breathing, Break Up With Ur Girlfriend, Love Me Harder, y con los que se ha coronado como una experta en el género. Quizás esto tenga más que ver con la experiencia del oyente que con la calidad del disco, pero Ariana nos tiene acostumbrados a álbumes muy eclécticos en temas y géneros musicales, y aquí se centra en una sola experiencia que puede hacer la escucha un poco menos exótica y más compacta de lo habitual. Estamos ante un disco irregular, a pesar de tener una línea artística muy clara. No es el mejor disco de su carrera, tampoco necesita(mos) que lo sea; lo más interesante es cómo refleja de una forma generacional el enfoque hacia las relaciones desde el punto de vista de una mujer de 30 años que sabe bien a quién tiene delante.

“¿Cómo puedo saber si estoy en la relación correcta? ¿No se supone que deberías tenerlo claro?”, narra la artista en la intro del disco. “No me importa. Prefiero decir la verdad, que ponerte las cosas difíciles”, concluye. Lo que este sistema patriarcal de jefazos de redacción de Condé Nast no sabía cuándo Ariana Grande fue grabada por unas cámaras de seguridad lamiendo un donut de la vitrina de un dinner americano diciendo “Odio América”, y fue catalogada como “una chica mala”, es que Ari es realmente una chica mala; es esa chica mala que todes llevamos dentro, la otredad que descoloca a los incels y su control de discursos misóginos. En true story, Ariana canta al desamor hacia a un ex, pero también a un sistema que ha intentado moldearla desde joven. Ella hará “el papel de chica mala si lo necesitas, si te hace sentir mejor, será la que amas odiar […] Esta es una historia real sobre todas las mentiras que te montas sobre nosotros”. Éste es un disco imperfecto para ti, y ella es la chica mala que todes queremos (y podemos) ser.

Escucha eternal sunshine en su totalidad a continuación.