Gabourey Sidibe: “No me corresponde aliviar el estrés de quien se sienta incómodo con mi cuerpo”

Gabourey Sidibe, que saltó a la fama en 2009 de la mano de ‘Precious’, publica ahora sus memorias. Un texto sarcástico, divertido y cargado de honestidad y verdad.
Gabourey Sidibe
Gabourey Sidibe en 2017GTRES/Richard Shotwell

Dos veces a Gabourey Sidibe (Nueva York, 1983) le leyeron el futuro. La primera, una de las esposas de su padre senegalés, le dijo que sería muy famosa y adelgazaría mucho. La segunda, una mujer en la calle, le auguraba un futuro prometedor. No creyó a ninguna de las dos, pero lo cierto es que su papel en Precious (Lee Daniels, 2009), por el que estuvo nominada a todo lo nominable (Oscar, BAFTA, Globos de Oro) la convirtió en estrella planetaria de la noche a la mañana y que, desde 2019, y debido a la diabetes que padece, ha trabajado enormemente para controlar su peso

Ahora, la editorial Consonni, acaba de publicar su autobiografía (escrita palabra a palabra por ella misma), ¿Y tú qué miras?, un volumen cargado de humor, ironía y mucha verdad sobre una vida que, desde luego, no es como las demás. Esto es lo que Gabourey Sidibe ha contado a Vogue España:

En el proceso de escritura, ¿cuál consideras que ha sido el descubrimiento más sorprendente sobre ti y tu vida?

Descubrí que las cosas a las que me aferraba, la ira o el dolor con los que creía que viviría para siempre, ya no las necesitaba. Supongo que en algún momento me convencí de que la ira era uno de los rasgos de mi personalidad.  Escribir sobre mí misma y mis experiencias me permitió comprender quien soy en realidad y descubrí que la ira no me sirve tanto como el perdón.

¿Es liberador o, más bien, da miedo eso de compartir con los demás tus propias vivencias?

Cuando empecé a escribir mi historia, estaba aterrorizada. Soy hija y hermana, así que gran parte de la historia de mi vida no me pertenece solo a mí. Tuve que contar la historia de mis padres para poder contar una historia sobre mí misma y eso puede dar miedo porque mi familia puede tener una perspectiva totalmente diferente de la mayoría de mis recuerdos. Tuve que aprender a escribir con sinceridad lo que ocurrió desde mi propia experiencia, sin preocuparme de que mi familia se enfadara conmigo. Tengo tanto derecho a mi historia como ellos a la suya. Escribir, a pesar del miedo, fue liberador.

En un determinado momento del libro, aludes a cómo la terapia te ayudó a desgranar las razones de tu propio sarcasmo (que usabas como escudo, haciendo bromas sobre ti misma tratando de anticipar las ajenas). ¿Cómo encauzas ahora el sarcasmo?

¡He dejado de hacer bromas a mi costa! Fue superdifícil hacerlo porque, si alguien piensa que me veo graciosa o algo así me gustaría participar de esa broma, pero me di cuenta de que en realidad nunca me ha hecho sentir mejor o más cómoda con los extraños. De hecho, puede hacer que todos se sientan incómodos. Si todo el mundo está relajado y tratando de pasar un buen rato, es raro que una persona esté en plan "¡Chicos! ¡Mirad qué gorda estoy! Ja, ja, ja". Así que encontré la manera de parar. Soy una persona. No un dibujo animado. No es mi trabajo asegurarme de que todo el mundo esté relajado con mi cuerpo y no me corresponde aliviar el estrés de quien se sienta incómodo con mi cuerpo. Sí. Mi relación con mi cuerpo es mejor.  En realidad, solo trato de vivir. Además, la mayoría de mis amigos, incluido mi prometido, se entristecerían si dijera cosas malas sobre mí. Soy su persona favorita. No le gusta que nadie sea malo conmigo. Incluida yo misma.

¿Y qué pasa con la tan repetida pregunta de ‘¿de dónde sacas la confianza en ti misma?', de la que te quejas en el libro?

Lo bueno es que hace tiempo que nadie me pregunta por mi confianza. Tal vez se haya corrido la voz de que esa no es una buena pregunta. Si alguien me pregunta en el futuro, probablemente mentiré y diré que la clave de la confianza es el lápiz de labios rojo. He pasado más de una década respondiendo a por qué no me odio. Eso es una década demasiado larga para cualquiera.

¿Crees que las predicciones de Tola (la mujer de tu padre) se están cumpliendo? ¿Y las de la otra vidente que te paró por la calle?

De pequeña pensaba que Tola se equivocaba al 100% sobre mi futuro. Pero sí, cuanto más mayor me hago, más veo que sus predicciones se hacen realidad, así como las de otros videntes. He visto un montón de videntes en mi vida y normalmente puedo determinar rápidamente si son reales o no. Una vez tuve un novio horrible y una vidente me dijo que era mi alma gemela.  Inmediatamente supe que era un fraude. Más tarde vi a otra vidente que me dijo que mi alma gemela estaba "más o menos" en mi negocio pero como agente y que tendría regalos para mí. "Un montón" de regalos. Esto fue diez años antes de conocer a mi prometido Brandon, que era agente de música y para cada cumpleaños, Navidad, San Valentín o aniversario, envuelve individualmente cada uno de mis regalos y los deja en una gran pila en el salón para que los encuentre. El mayor reto para los que frecuentamos a los videntes y tarotistas, es la paciencia. Paciencia y buena memoria. Todavía se cumplen las predicciones de Tola y de mi primera lectura psíquica, 30 años después. Brandon también es judío. No es musulmán, pero siempre he sentido que las dos religiones son muy ricas culturalmente y similares en algunos aspectos. Incluso mi padre lo dijo. Así que tal vez Tola tenía algo de razón en eso.

¿Sientes la presión de vivir según las expectativas de otros?

Solía pensar que tenía que estar a la altura de lo que los demás esperaban de mí, pero luego me di cuenta de que no puedo complacer a todas las personas que conozco. No puedo saber lo que todo el mundo espera de mí, así que no puedo ser quien ellos esperan que sea. Lo más fácil es ser yo misma. Dios, eso suena tan cliché y tan poco convincente. "¡Sé tú misma!" Es un poco cutre, pero también es un buen consejo. Todo el mundo tiene ansiedad social ahora de todos modos. Nadie espera más de ti que de sí mismo. Todo el mundo está tratando de sobrevivir cada día. La persona perfecta no existe.

¿Qué imagen querrías que se quedasen tus lectores al terminar el libro?

Espero que los lectores sientan que alguien los ve. Soy una persona normal, con sentimientos normales, en un cuerpo normal. Apostaría a que una persona normal ha vivido las mismas inseguridades que yo. Estoy segura de que cualquiera que lea mi libro tiene sus propios sueños y miedos y decepciones y victorias, por grandes o pequeñas que sean. Quiero que se puedan sentir identificados con mi vida, y creo que no es difícil. La imagen que me gustaría que recordaran de mí es cuando tenía 23 años y trabajaba en una empresa de sexo telefónico, hablando con los clientes, que creían que era una chica blanca con una cintura diminuta y unas tetas gigantes. Estaba tan harta en ese momento de mi vida… Odiaba mi trabajo y mi vida. Me sentía degradada y una perdedora y quería renunciar a mí misma, pero si lo hubiera hecho, me habría perdido el increíble giro que iba a dar mi vida. Espero que la gente recuerde de mí en mi peor momento mientras estoy a un instante de mi mejor vida. Espero que cuando los lectores miren a su alrededor y se sientan en el mismo lugar en el que yo estaba a los 23 años, puedan aguantar lo suficiente para que sus propios sueños se hagan realidad.